05 - Agosto - 1999 con mi hijo Daniel
Senda por la ladera de Mojonavalle
Distancia: 5,500 Km.
Desnivel: 150 m.
Tiempo de marcha 1 hora y media
Cartografía: Mapa Sierra de Guadarrama de La Tienda Verde (click para ver plano de la zona)
 

Comenzamos a andar desde el Puerto de Canencia por la pista que hay al otro lado de la carretera enfrente del aparcamiento, hasta llegar al centro de educación ambiental El Hornillo.
Seguimos atravesando, en dirección oeste, un paisaje dominado por el pino albar o silvestre, apareciendo algunos ejemplares de gran tamaño que muestran la antigüedad de esta repoblación datada a principios del siglo XX.
Asociado a estos pinares nos encontramos con el pico picapinos, siendo muy facil escuchar el típico tamborileo que produce al practicar los agujeros en la parte alta de los troncos, tanto para hacer sus nidos, como para buscar las larvas que en ellos se ocultan, también aparecen otras aves como piquituertos, trepadores, mirlos, arrendajos… Continuando el camino empiezan a aparecer algunos pies de roble, llamado también rebollo o melojo que presenta unas hojas grandes, fuertemente lobuladas y marcescentes, es decir, que a pesar de secarse durante el otoño no se caen, sino que permanecen sobre sus ramas gran parte del invierno. Esta característica nos permitirá detectar su presencia desde grandes distancias, además de contribuir a la policromía del paisaje. La capacidad para rebrotar que presentan estos árboles, retoñando tanto de cepa como de raíz, hace que sean capaces de resurgir entre el pinar de repoblación que ocupa su territorio original.
La monotonía se rompe al aproximarnos al arroyo de la Casita que mas tarde se unirá con el de la Chorrera de Mojonavalle. Se forma una pequeña vaguada con mayor humedad en la que aparecen abedules y sauces, aumenta el brezo y el escaramujo. Estos regatos tienen gran importancia como abrevadero para la fauna silvestre que puebla la zona. Así fijándonos con atención podremos encontrar huellas de corzo y jabalí.

Recorridos 1.710 metros llegamos al agradable rincón de las Chorreras, formado por los saltos y rápidos del arroyo de la Chorrera de Mojonavalle. Este paraje de singular belleza está dominado por la presencia de un gigantesco álamo temblón, que invita al descanso y al recreo en la observación de lo que nos rodea. La presencia del abedul, sin ser el árbol mas abundante, refleja la historia vegetal de este enclave. Los abedules, abundantes antaño con climatología más húmeda fueron desapareciendo debido al paulatino aumento de la sequedad y termicidad, refugiándose en contadas vaguadas y humedales. Aquí el camino gira bruscamente a la derecha tomando dirección este, bajando suavemente por la misma ladera.
Cuando llevamos recorridos 2.375 metros, llegamos a una encrucijada. El camino de la izquierda nos conduce hasta el arroyo del Sestil del Maíllo. Nuestro camino continúa de frente, entrando en una zona sumamente interesante por su diversidad, debido al progresivo aumento de la humedad, en la cual encontraremos acebos y tejos. Estas dos especies arbóreas de elevada importancia debido a su singularidad y escasez, están sujetas a un régimen especial de protección. Suponen un importante lugar de refugio, así como una apreciable fuente de alimentación para la fauna. Próximos a la carretera, notamos como la humedad y la umbría aumentan, los tejos comienzan a formar rodales a ambas orillas del camino y al llegar a la carretera, después de haber recorrido 3.100 metros, nos encontramos con un grupo de fresnos, abedules y algún acebo, situados sobre una pradera húmeda.
Regresamos sobre nuestros pasos para encontrarnos de nuevo en el cruce de caminos, tomando ahora el ramal de la izquierda que asciende suavemente. El trazado discurre alternando zonas de bosque mixto con abundante matorral y zonas de pinar exentas de vegetación arbustiva.
La pendiente continúa en suave ascenso girando bruscamente a la derecha y se convierte en un sendero que va estrechándose progresivamente y en cuyas orillas surgen los cerezos silvestres.
Nos encontramos con la pista forestal formada por el GR10-1. A nuestra derecha hay un grupo de árboles con ramas colgantes y de color verde mas oscuro que el de los pinos, se trata de una confiera, el abeto de Douglas. Continuamos ahora a la izquierda por la pista para retornar de nuevo al Puerto de Canencia.

* Texto del folleto de la ruta